martes, 20 de marzo de 2012

HUELGA GENERAL, 29 DE MARZO 2.012

El Real Decreto Ley 3/2012 sustancia la Reforma laboral para los trabajadores del sector privado. Esta ley es extremadamente agresiva (así la calificó el propio De Gindos al comunicárselo al ministro europeo Olli Rehn) con los derechos laborales, ya recortados con anterioridad por el anterior ejecutivo. El estatus obrero resultante de dicha ley se acerca un grado más al vasallaje.
El contrato de trabajo que hasta ahora era un documento compartido de cumplimiento insoslayable para las partes; a partir de ahora, exime, a una de las partes, a la empresa, de la responsabilidad contraída en la subrogación de las condiciones laborales que ella misma impone de forma contractual, ya que, ningún trabajador a la hora de ser contratado tiene la potestad de establecer sus conveniencias. El patrón podrá, a su albur, cambiar el horario del trabajador, las retribuciones, el domicilio laboral... incluso, su despido, con el subjetivo pretexto de 3 meses sin incremento en las ganancias, por más que los balances económicos de la empresa estén bien saneados.
Los trabajadores del sector público y, sobre todo, de la institución educativa, pueden ir remojando sus barbas. De hecho, el recorte de recursos y personal va perpetrándose escalonada pero implacablemente de una Comunidad Autónoma a otra. Madrid, Catatuña, Castilla-La Mancha, Valencia. Cuando protestan los profesores, se les escarnia. Cuando protestan los estudiantes, se les apalea impunemente.
Las invectivas podrán ir a mayores. Irán necesariamente a mayores y en concreto el objetivo subsiguiente serán las condiciones de los docentes. Ensayos previos tenemos con el aumento de horas lectivas (20 horas) adelantado por la Comunidad de Madrid, secundado por Navarra, Castilla La Mancha y refrendado por la Generalitat de Valencia en anuncio del 2/2/2.012 y ampliado el 16/3/2.012 con la revisión al alza del calendario escolar, en el que entra el mes de julio, el incremento de la jornada laboral para refuerzo y otras medidas. Pero los legisladores apretarán más, mucho más. Está perfectamente planificado y ahora lo tienen a huevo. Incluso, saben, que contarán con el aplauso de la población. El plantamiento que expondrán a la sociedad es tan competitivo como demagógico; se resume así: ¿pueden seguir unos trabajadores con el privilegio de un trabajo fijo, un horario regular y un salario digno, cuando la mayoría de los empleados de España trabajan en precario? Nadie preguntará por qué me habeis sumido en la miseria, sino que pedirán que la miseria sea para todos. Eso es lo que entiende por democracia el común de la gente: equiparación por abajo.
La Reforma laboral está pensada para deprivar a todo el mundo del trabajo (está urdida por financieros y políticos, que llaman trabajar a reunirse y a conspirar). Es la ocasión que tienen para requisar los derechos que se gozan en el sistema laboral europeo. En primera instancia atacan a los trabajadores por cuenta ajena pero, vicariamente, estamos todos en su saco.
Yo no puedo hacer gran cosa, pero me curaré en salud y aprovecharé también mi ocasión. La jornada de huelga general del 29 de marzo permitirá que mi modesta queja se amplifique con la causa de otros cientos de miles de trabajadores que ellos sí, ya sufren los aprestos leoninos de la ley.
La protesta sectorial -docentes vestidos con camiseta verde-, hemos visto el rédito que da: desdén y befa. No cuesta nada vilipendiar -Esperanza Aguirre se cebó a gusto- cuando los resistentes son un puñado de trabajadores definidos, profesores, a los que el administrador puede difamar profesionalmente. Pero cuando la protesta es multisectorial, injuriar a los levantados es ofender a todos: maestros y padres, conductores y pasajeros, dependientes y consumidores... Hacen falta más voluntades que las que minoritariamente representan los docentes cuando el pulso está entre la capitulación (abaratamiento hasta la hez) o el pundonor del trabajo. Trabajo, no sólo como medio de sustento sino de realización personal.
Yo que tengo a la Naturaleza por absoluto referente emocional y cognocitivo, se me evoca una experiencia social que viene a colación de este tema y puede servir de parábola. En las abejas, la reina es dueña y señora de la colonia, sólo hay una y ocupa la cúspide de la pirámide; ella es el único individuo reproductor de la colmena, decide el número de zánganos (machos, huevos no fecundados) y obreras (hembras, huevos fecundados). Las obreras son afanosas y cargan con todo el trabajo de sostenimiento de la colmena. Cuando su número es menguado respecto al volumen de trabajo que deben cargar, antes del agotamiento, llegan a un acuerdo químico entre ellas para fabricar celdillas más estrechas, de modo que cuando la reina hace la puesta, los huevos se fecundan por presión de su abdomen con las paredes de la celdilla y las abejas resultantes serán hembras; es decir, obreras. Con todo lo organizativamente autócrata que es la sociedad de las abejas, las obreras, escalafón último, pueden decidir críticamente las condiciones funcionales de la colmena.

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