Los perros y los humanos tenemos
distinta ubicación filogenética, pero hay una cosa que compartimos:
somos mamíferos gregarios, estructuralmente jerarquizados. Esa
característica nos marca como especie y determina nuestra conducta.
Los maestros estamos hartos de ver a
niños Alfa. Niños que tienen sometidos a su familia porque están
mal educados o no han sido jamás educados. Sus comportamientos han
sido poco limitados, no conocen la reprobación y son tan déspotas
como anchos sus deseos.
Fuera de su familia, donde hay líderes,
entornos reglados y adecuación a determinadas disciplinas sociales,
los niños Alfa, sin dosis de tolerancia a la frustración,
reaccionan con violencia.
Son alumnos, a menudo diagnosticados
con hiperactividad, pero son falsos TDHA (trastorno de la atención y
la hiperactividad).
Un niño clínicamente hiperactivo es
un alumno inquieto y hasta disruptivo, pero su perfil no define
necesariamente a un niño impertinente, prepotente ni violento. Estas
características se comparecen con niños Alfas.
Los niños con TDHA tienen un problema
para el que la neurociencia tiene soluciones médicas. En cambio, los
niños Alfas, el problema lo tienen con la actitud de sus padres.
Padres maleducados que anteponen los
caprichos de su hijo a las reglas de convivencia; padres maleducados,
condescendientes con cualquier exceso de su hijo frente a los
derechos de los demás; padres maleducados que jamás han cultivado
la generosidad, sino la pura competitividad en su hijo. Estos padres
crean al niño Alfa.
Es verdad, que algunos niños Alfas no
son producto de la prevaricación familiar, sino del determinismo
genético -en torno a un 2´5% de la población es psicópata-, pero su cifra
social es insignificante respecto a la incidencia de violencia
escolar de la que se tiene constancia.
Aún hay cómplices peores del
comportamiento abusivo de los niños Alfa: está el consentimiento,
cuando no la aceptación y hasta la defensa de estos niños por el
sistema educativo. Y del sistema jurídico, si ampliamos el marco de
referencia.
He sido testigo del episodio en que un
chaval con un historial violento, que agrede deliberada y
gratuitamente a otro de forma brutal, es justificado por la
orientadora de turno con el argumento de que, el “pobre”, sufre
de una manifiesta carencia de autoestima que le conduce a compensarla
con conductas de avasallamiento sobre los demás. Se le da golpecitos
en la espalda y una charla sobre lo feo que es pegar. Total, un buen
refuerzo psicológico por haber zurrado a un compañero. Este es el
resultado del enjuague psicologizador a que está sometida la
actividad educativa. Al agredido, ninguna reparación. Si la paliza
deviene en acoso -que con este tipo de refuerzos está garantizado-,
la víctima tendrá que mudarse de centro. El victimario permanecerá
en su colegio, con todos sus derechos intactos. Derechos, para seguir
impunemente castigando a compañeros y maestros. Es obsceno.
Parece que cada vez hay más conciencia
sobre la toxicidad de los niños Alfa.
Está cambiando, sobre todo, el
discurso entre los padres más educados que temen que los valores de
tolerancia y respeto que inculcan a sus hijos se vuelvan contra
ellos; que, en última instancia, estén fabricando corderos
bienintencionados para la depredación fácil de cuatro lobos sin
contención alguna. Antes, era corriente la anuencia de los padres
del Consejo Escolar o de la Comisión de Convivencia, con la opinión
oficial de sistema educativo, sostenido por el director y apoyado por
la orientadora, de que no convenía endurecer la disciplina con estos
niños para no provocar su inadaptación reactiva. Desde luego, de
expulsarlo -siquiera unos contadísimos días- ni hablar, bajo el
argumentario de que el niño Alfa sería perjudicado en su
continuidad académica (como si fuera ésta su ocupación dilecta o
la preocupación de su familia). Ahora, por fin, los padres entienden
que la disuasión “blanda” que esgrimían las autoridades
educativas, consumen muchos recursos (un profesor de apoyo dedicado
casi exclusivamente a su tutela) para poca enmienda o ninguna. En
tiempos de escasez económica, cuando los recursos escasean, salen
las verdades. Y los padres responsables empiezan a enfrentarse a ella
y a pedir respuestas contundentes al sistema educativo.
Si los padres de los niños Alfa
protegen la insidia de sus hijos, los padres de los demás, tienen
que tener el sistema de su parte para proteger a la mayoría social
que encarna la convivencia civil del futuro. Y el sistema autista
actual no les sirve para salvaguardar sus derechos.
Me ha estado corroyendo dos décadas
esta flagrante iniquidad del sistema, pero ha sido una indignación
sin eco. La crítica disidente era silenciada tenazmente con la
propaganda dominante de que el victimario merecía una oportunidad.
En realidad, han sido oportunidades ”ad infinitum” y a costa de
muchísimos niños maltratados (algunos han terminado suicidándose).
Un sistema muy sensible con el depravado pero muy poco garantista con
los mansos.
Los padres pueden contar con que el
profesor no va a calentar a sus hijos, como lo hicieron con
ellos; de lo que el sistema no le da ninguna seguridad es que estén
libres de malos tratos, ofensas y palos en la escuela. Eso sí, con
el sello institucional de “Escuela, espacio de paz” y sin
descuidar nunca la programación anual del Día de la Paz.
Los mismos y mismas que han engordado
día tras día al monstruo, poniéndole paños calientes desde la
escuela -porque son los que diseñan el sistema y toman las
decisiones- son los que luego aparecen en la foto de la plaza pública
(delante del Ayuntamiento, la Diputación o el Parlamento) con la
pancarta de denuncia de la violencia de género y otras violencias. Patético.
Bueno, planteas un problema, pero no das una respuesta real sobre esto ya que no podemos regresar a la época de laeducación a golpes cómo antaño, ¿no crees?
ResponderEliminarSOY MAESTRA Y MADRE... Y LLEVO MÁS DE 20 AÑOS EN LA ESCUELA PUBLICA.
ResponderEliminarCADA VEZ ESTAMOS BATALLANDO CON MÁS NIÑOS ALFA;Y PADRES Y MADRES ALFA .
Y LA ESCUELA PONE TODO TIPO DE RECURSOS PARA ESTOS CASOS PERO SON IMPRODUCTIVOS YA QUE EL PROBLEMA VIENE CREADO Y REAFIRMADO POR LAS FAMILIAS.
CUANDO CRECEN ¿QUIÉN LOS AGUANTA? Y CUANDO CRECEN SERÁN MALTRATADORES,TREPAS,GERENTES INHUMANIZADOS DE EMPRESAS IMPORTANTES...Y LO PEOR ES QUE EN LA SOCIEDAD ESTE TIPO DE PERSONAS ESTÁ BIEN VISTO PARA DETERMINADOS PUESTOS DE RESPONSABILIDAD¿NO FUERON NIÑOS ALFAS LOS QUE VEN DESAUCIAR A LAS FAMILIAS DE SUS CASAS?,¿NO FUERON NIÑOS ALFAS LOS QUE ROBAN A MANOS LLENAS ?,¿Y LOS QUE PAGAN UNA MISERIA A SUS EMPLEADOS?.
SON PERSONAS QUE EN MUCHOS CASOS TENDRÁN ÉXITO EN LA VIDA;PARA NUESTRA DESGRACIA COMO EDUCADORES.
EN LA SOCIEDAD ACTUAL SE VALORA LA POTENCIALIDAD DE NUESTROS ACTUALES NIÑOS ALFAS.Y ESTO REAFIRMARÁ A SUS FAMILIAS, A ELLOS MISMOS PORQUE LOS VALORES QUE INTENTAMOS INCULCAR A NUESTROS CHICOS NO ESTAN TODO LO VALORADOS QUE DEBERÍAN.¿CÓMO PODEMOS CAMBIARLO TODO ESTO?NUESTRA REALIDAD ES SEGUIR AGUANTANDO A ESTOS DÉSPOTAS ALFAS A LOS QUE SUS PAPIS NO LES PUSIERON NORMAS.