Si hay que hacer recortes, que empiecen por lo que es superfluo o lo, elocuentemente, dispendioso. Aquí propongo algunas sugerencias razonadas:
1.-Programa de Calidad y Mejora de los
Rendimientos Escolares. No
es otra cosa que sobresueldo en la nómina de los maestros más
cínicos y, casi seguro, los menos implicados y vagos del cuerpo
docente, que bajo promesa de enmienda, la Consejería de Educación
con el mamporreo entusiasta de los sindicatos, les gratifica por su
pública constricción. No he sentido más vergüenza ajena de todo
lo que he visto -y es bastante- en política educativa.
2.-Becas de idiomas, inmersión lingüística,
actualización, licencias de formación y demás migraciones para el
profesorado del MEC y de la Junta de Andalucía. De
estas becas hay un surtido de hasta 30 modalidades distintas. Tuve
una compañera que programó su casamiento para las vísperas de su
desplazamiento a Irlanda. Su marido y ella se lo tomaron como viaje
de bodas, media pensión.
El inglés
está en todas partes. Es el idioma virtual de todos los medios
culturales. Francamente, no creo que haya que ir a él, porque él
viene indefectiblemente a ti. Y si quieren extranjero, ahí está
Gibraltar, sin abandonar la demarcación andaluza. Sólo hay que
programar bien los turnos por si toda esa legión de docentes
prófugos no cabe en el Peñón.
Personalmente
pienso que es difícil sustraerse a la angloesfera que nos invade.
Sin salir de casa y con sólo usar el ordenador ya estás lidiando
con el inglés. Esa inmersión doméstica es más que suficiente para
los niveles de docencia que se imparten en Primaria. Yo mismo, que no
he recibido lección de inglés en mi vida, lo he hecho y no soy muy listo.
En
definitiva, esas becas, en puridad, son vacaciones o estancias
subvencionadas. Además, en sus modalidades de licencia o
desplazamientos temporales, provocan rupturas en la continuidad
funcional de los alumnos que cursan con esos docentes.
No debo
olvidar, aunque ya no son becas al profesorado, las becas Erasmus,
por su escandaloso dispendio y porque, tanto el MEC como las
Comunidades Autónomas, contribuyen con una cantidad equiparable a la
concedida por la Comisión Europea. “Hacerse un Erasmus” ha
pasado al argot como sinónimo darse un homenaje dentro en periodo
académico. En prácticamente ninguna facultad de Europa se dan las
clases en otro idioma que el vernáculo. Es lógico. Así que los
estudiantes poco tienen que hacer en las aulas extranjeras y en algo tienen que
invertir su tiempo. La beca Erasmus es una inversión de dinero
púlico destinada a prolongar la carrera de los estudiantes, por dos razones: pierden un
año académico y de vuelta a su país, tienen que redoblar sus
esfuerzos para restablecer los hábitos de estudio perdidos.
3.-AGAEVE (Agencia Andaluza para la
Evaluación Educativa). Esta
agencia es un comité, alta y doblemente remunerado (no tienen
exclusividad), de 15 académicos especuladores que pontifican sobre
la competencia de algo que ellos sólo conocen por noticias
diferidas: un aula de niños. Por tanto, la AGAEVE tiene el mismo
fondo fraudulento de una monja de clausura aconsejando sobre posturas
del kamasutra.
Encima
subcontratan (no a costa de sus nóminas, claro) a maestros para que
elaboren materialmente su encargo. ¡Desfachatez y cadena de
emolumentos! En una entrada anterior de este blog se analiza más detenidamente.
4.-Becas 6.000 de la Junta de Andalucía. Es
incomprensible que alumnos que están cursando una enseñanza media,
en la misma ciudad o pueblo donde residen sus familias, sin
necesidades de desplazamiento ni manutención, perciban 6.000 € por
la patilla. No encuentro otra justificación que el soborno político.
Otro tanto pasa con las Becas antiabandono de
la Junta de Andalucía con
una cuantía de 4.000 €.
5.-Plan de Igualdad
en Educación. La
repercusión de este plan en la realidad del Centro es
insignificante, cuando no, inexistente. A menudo el claustro
desconoce quién es la coordinadora de ese plan ni qué se ha hecho o
está haciendo, porque, salvo que en la plantilla haya una feminista
interesada, las actividades se circunscriben a una efeméride (8 de
marzo) o a un programa muy sectario que concierne a un grupito de
compañeras, con eventos compartidos entre ellas; no impregnan ni de
lejos la dinámica del colegio. Generalmente, los equipos directivos
lo amortizan en calidad de financiación extra del Centro y eso no es
plan (de igualdad).
6.-Ecoescuelas. En
nuestro Centro tenemos instituido, para el 6º curso, una salida al
entorno natural próximo, antecedida de un trabajo didáctico sobre
el valor biológico y ambiental del paraje que se trata. Con este
proyecto hacemos infinitamente más por la sensibilidad ecológica
que las ecoescuelas, porque vinculamos la experiencia ambiental con
el contexto geográfico donde viven los niños. A futuro, nuestros
alumnos serán defensores de sus espacios naturales, porque siendo su
medio inmediato, canalizan su adopción identitaria. Además, se lo
pagan los alumnos que es semilla de implicación. Llevar a los niños a
Doñana -que es lo que hacen las ecoescuelas- tiene la misma
trascendencia que llevarlos a un parque botánico, a un acuario o a
un zoológico. Para visitas exóticas que lo lleven sus padres.
7.-Programa de Gratuidad de Libros de Texto. La gratuidad absoluta conduce a la desvalorización del servicio. Hay que exigir compromiso de las familias con la educación. Desgraciadamente el mayor compromiso que entienden los ciudadanos es el dinero. Cuando una familia invierte dinero en algo, quiere que no sea en balde. Por eso, hay que obligarles a que inviertan en educación para que se interesen por la enseñanza de sus hijos.
El suministro de libros a las familias con economías límite debería canalizarse a través de los servicios de beneficiencia, visto que la certiifcación fiscal de ingresos no garantiza su justa distribución, por fraudulenta. Parece una idea un tanto extrema, pero la manutención y abrigo de familias pobres está en manos de redes como Cruz Roja o Cáritas, con sobrada experiencia en identificar las carencias reales. ¿Por qué no otra necesidad básica como la obtención de libros para estudiar?