Liberales y conservadores constituyen las concepciones tradicionales que componen la derecha política, con opción de gobierno, en las democracias occidentales. Más allá existen otras alternativas laterales de corte fundamentalista o fascista. No son del todo marginales porque ya disponen de un electorado significativo en ciertas partes del norte de Europa y Grecia, que los han proyectado a sus respectivos Parlamentos. En otros países su fuerza no se expresa como formación política independiente sino que se invagina dentro de los grandes partidos conservadores, contaminándolos a través de su activa presión ideológica. En EEUU, por ejemplo, el Tea Party es un sector poderoso y modulador del Partido Republicano. En cualquier caso, la inclinación final del partido conservador se radicaliza por efecto de esta presión. El Partido Popular recoge en España este fenómeno. Es lo que se ha llamado neocon.
Uno de los economistas eminentes y tradicionales del neocon en EEUU es Milton Friedman. Este sujeto ideó, por ejemplo, el golpe militar de Chile. Según confiesa “una nueva administración disfruta de seis a nueve meses para poner en marcha cambios legislativos importantes; si no aprovecha la oportunidad de actuar durante ese período concreto, no volverá a disfrutar de ocasión igual” (Friedman y Friedman, 1984, 3). Milton Friedman basa su poder de incidencia económica y política en generar un estado de shock en la población que facilite la receptividad resignada del programa de ajuste.
El shock puede ser provocado -como hizo él en Chile-, sobrevenido por un estado de crisis o causado por fenómenos naturales. Se trata de aprovechar momentos de trauma colectivo para dar el pistoletazo de salida a reformas económicas y sociales de corte radical. La población tiende a aceptar esos “tratamientos de choque” creyendo en la promesa de que se salvarán de mayores desastres.
Con la administración Bush, M. Friedman logró desmantelar toda la red pública de enseñanza de Nueva Orleans aprovechando el impacto del Katrina.
Bush & Friedman |
En lo que confluyen ambos sectores, tanto liberales como neoconservadores, es que garantizar la educación pública para toda la ciudadanía es una carga gravosa para ellos, puesto que se sustenta en los impuestos de toda la población y en una fiscalidad progresiva donde ellos tienen que poner su parte. Argumentan que ellos tienen así que “pagar doble”, pues pagan la factura del colegio privado al que envían a sus hijos e hijas y además tienen que tributar impuestos, como todos los demás, para sufragar los servicios públicos como la educación. Exigiendo que se les devuelva la factura de lo que tienen que pagar mediante reducción fiscal o mediante el equivalente en unos “cheques escolares” que sufraguen lo que les cuesta llevar a sus hijos e hijas a colegios privados.
Por otra parte, estas reformas en educación propuestas por el PP buscan también aumentar la diferenciación de las dos redes de educación. No se trata de que el sector público desaparezca, sino que se centre en atender, sobre todo, a las clases bajas, migrantes y minorías, así como alumnado con necesidades educativas o con dificultades de aprendizaje, es decir, a quienes sean rechazados por el sector privado o no hallen acomodo en el mismo, y también en dar servicio en aquellas zonas, como las rurales, que no son rentables para la iniciativa privada.
Permanecerá así la Educación Pública como una red subsidiaria de la privada, de cuya financiación se desentienden progresivamente el Estado y las Comunidades Autónomas, con progresivos recortes: el 22% en los Presupuestos Generales del Estado del 2012, lo cual supone un recorte de 3.400 millones de euros en los dos últimos años, más otros 3.000 millones adicionales que se anuncian para este año, así como todas las medidas de recorte que están introduciendo las Comunidades Autónomas, reduciendo el número de profesorado e incrementando el número de alumnado por profesor, las horas lectivas del profesorado y las materias consideradas afines con vistas a su enseñanza por un mismo profesor; la desaparición o reducción de programas de refuerzo o apoyo, desdobles y atención a la diversidad, tutorías, materias optativas, módulos de formación profesional, servicios de orientación o biblioteca, ayudas para adquisición de libros de texto, comedores y actividades extraescolares, etc. Recortes acompañados, ante las protestas del profesorado, de una campaña de descrédito del mismo y de los sindicatos que las promueven o apoyan. En esta empresa, hemos visto el papel instigador que han desplegado dos de las representantes ínclitas del ala neocon del PP, Esperanza Aguirre y Cospedal, que se despacharon a gusto contra los enseñantes, ultrajando su imagen e injuriándoles.
José Ignacio Wert |
Esto se va a ejecutar. Una sociedad colapsada por restricciones laborales y salariales, desahucios, amenaza inminente de corralito, inoperancia judicial y corrupción generalizada, está acogotada por el schok, no está para un nuevo frente. Por su lado, el número de profesores que pueden reaccionar frente a los condicionantes impuestos y por venir, que comprometen definitivamente el sistema de enseñanza pública, es irrelevante, por desgracia, para sostener una lucha dentro del sector de la enseñanza. Esto se va a ejecutar.
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